Reencuentros. Despedidas

El mar. El olor a salitre mientras el coche enfila el Paseo Marítimo. La humedad que te pega la camiseta a la piel. La aterradora rampa del garaje.

Mis padres. Las cien mil preguntas sobre los nuevos tiempos. Un mapa sobre la mesa del salón. Un abrazo sin palabras. Un beso como cuando era un niño. La sensación de culpa al encontrarme la cama hecha.

Mi habitación. Los muebles cambiados de sitio una y mil veces para adaptarse a mi nueva realidad. Las novelas que nunca me llevé, algunas sin terminar, otras sin empezar. Mi colección de Astérix. El libro de poemas que me regaló aquella chica en una vida anterior. Los libros de texto con los que aprendí, con los que di clases.

Los amigos. Los de toda la vida. Los que siempre te cogen el teléfono aunque haga seis meses que no hablas con ellos. La sensación de reanudar la misma conversación. La mujer con la que todo pudo haber sido distinto. Un café, una copa, unas risas.

Mi vida. Lo que fui y de algún modo sigo siendo. Lo que ya no soy y a veces echo de menos. Lo que me alegro de haber dejado atrás. El lugar del que me fui hace tanto tiempo. El lugar al que siempre volveré.

2 cucharadas:

R.Arnaiz dijo...

Mr ribas, podrías dedicar una entrada a nuestro grupo de triple science no????
jajajajajaj!! en fiin...
pásatelo muy bien por suiza.
raquel arnaiz.

Anónimo dijo...

Hola:
Acabo de descubrir tu blog y me estaba entusiasmando, pero me he quedado sin entradas. Me gusta mucho el tono en el que cuentas tus experiencias: sencillo, directo y con una pizca de nostalgia que engancha. ¿Dejaste de publicar? ¿Por qué...? Me gustaría saber cómo va tu vida en Suiza y, si al volver a casa de tus padres, encontraste otra vez tu habitación con los muebles cambiados.
Volveré por aquí por si decides desempolvar tu pluma y seguir con tu diario de abordo.

Un abrazo de pastel de zanahorias y coco (acabo de descubrir esta receta).